Aprendí que nada en esta vida es fácil.
Aprendí que la vida siempre nos pone pruebas enfrente.
Aprendí que aunque quiera llorar tengo que reír, y no para ser hipócrita sino porque nadie te quiere ver llorar. Todo aquel que te ve llorar o te asegura que el te va a ayudar lo único que quieren hacer cuando empezas a llorar es pararte, es decir, te cuentan chistes, te distraen, pero ninguno TE ESCUCHA LLORAR.
Pregúntate cuando fue la ultima vez que escuchaste llorar a alguien, y lo dejaste llorar hasta que se había sacado todo de encima.
Pensa la respuesta.
Ahora bien, quiero que pienses en la ultima vez que sentiste que el pecho se te partía del dolor. Lo único que querías era llorar, ¿no? Llorar hasta que no te queden lagrimas, hasta que te duermas.
Entonces si pensamos bien ustedes son los hipócritas y no yo. Yo me rió de entrada y ni siquiera les dejo a los demás saber que estoy mal; vos en cambio, lloras para que te consuelen y después fingís que todo esta bien, pero en el fondo sabes que no esta todo bien.
Aprendí que la gente pregunta ¿como estas? para que le conteste: Bien, ¿vos?
Aprendí que las palabras son traicioneras.
Aprendí que todos nos equivocamos
Aprendí que perdonar es mas fácil de lo que parece
Aprendí que el perdón es lo mejor que le podemos regalar a alguien, pero un perdón desde el corazón. Porque cuando perdonamos, saben que, nos sacamos nosotros un peso de encima.
Todo el mundo me pregunta como hice para perdonar cosas que nadie hubiera perdonado, yo le contesto que no es tan difícil. Simplemente hay que dejar ir, dejar ir el rencor, la bronca, la ira y el dolor. Así el perdón es sincero. Y sinceramente, te sentís mejor.
Aprendí que todo el mundo se cree capaz de criticar lo que hacemos
Aprendí muchas cosas y a la vez aprendí que no se nada.
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